Quién es Hernando Baquero?

Un hijo, un esposo, un padre, un amigo, un profesor, un alumno, que ha intentado con el ejemplo retribuir la gratitud como virtud. Un profesional de la medicina que trabaja día a día en compaginar la pasión por la ciencia, con el placer de servir a sus semejantes.

El estereotipo que representaron en mi época juvenil tres tíos médicos, y la vocación, que sentí precozmente de trabajar por el bienestar social de la comunidad.

Más que un consejo, le daría un afectuoso saludo, pues es el deseo, la motivación más grande que se puede tener como ser humano. Ahora, bien , en medio del saludo, le pediría que acompañe ese deseo con trabajo para que pueda verlo materializado en un logro. Ser médico lo convierte a uno en científico y artista, lo primero se consigue con esfuerzo, lo segundo puliendo el talento inmerso en la vocación.

Toda lista corre el peligro de ser excluyente. Agradezco a cada uno de mis docentes, compañeros de estudio y pacientes, incluidas sus familias, por las enseñanzas que me transmitieron. Dicho lo anterior, citaré a tres por considerar, fueron determinantes en momentos en los cuales decidía opciones en mi vida profesional. El Dr. Juan Ignacio Fajardo, Pediatra, profesor de pediatría en el Hospital de San José en Bogotá en mi época de residente. El Dr. Carlos Malabet Santoro, mi jefe, mi maestro cuando me iniciaba en la docencia y administración universitaria en la Universidad del Norte en Barranquilla, y el Dr. Augusto Sola, neonatólogo argentino-estadunidense, con quien, ya neonatólogo, dimensioné el inmenso valor de la honestidad en la investigación clínica.

La inquietante tendencia política de sacrificar la calidad por la cantidad. Apoyados en la posverdad, se intenta crear la narrativa que para formar médicos basta con salones y escenarios de prácticas formativas en salud, desconociendo, creo que por ignorancia, el papel fundamental que las humanidades desempeñan en la construcción de médicos que deberán ejercer con profesionalismo y calidad.

Nuevamente el tema de las listas, y para esta respuesta prefiero citar solo a autores, advirtiendo que su cita obedece a con quien me inicie en estas lecturas y el que más reciente he leído. El Dr. José Félix Patiño y sus libros relacionados con el humanismo y la medicina , y la educación médica en Colombia. Sus libros fueron mi guía cuando empezaba mi vida de educador.

Y la obra más reciente, es la del Dr. Arnoldo Kraus, con interesantes títulos de bioética y su relación con la educación médica.

Una fuente muy grande de conocimiento que recomiendo en educación médica son las revistas indexadas especializadas, como por ejemplo: BMC Medical Education, Journal of Medical Education and Curricular Development, JAMA ( Medical education) , entre otras.

En nuestro país tal vez el desafío más grande que se enfrenta al ser directivo universitario es mantener un balance entre lo posible y lo conveniente. Entender el contexto, especialmente complejo desde lo legislativo en la última década, hace que, por ejemplo, en la agenda de un día como decano se deba conversar y dar respuestas a las inquietudes de las familias de los jóvenes de primer ingreso y unas horas después estar participando en un debate legislativo en el Senado de la república. Esa multifuncionalidad impone cargas emotivas y laborales, que solo gracias a los maravillosos equipos que nos acompañan, podemos asumir y sacar adelante con éxito. En mi caso, a lo anterior debía sumar, que por la posición de decano debía participar en la alta dirección de nuestro hospital. Vivir la complejidad de nuestro sistema de salud también desde la prestación termina siendo profesionalmente enriquecedor, pero humanamente muy desafiante.

Sin duda, ser testigo del crecimiento personal e individual de más de 30 cohortes de médicos Uninorteños que tuve el placer de recibir el primer día de clases y 6 años después, entregarles en solemne ceremonia el título que los convertía en nuestros colegas. Sentir su gratitud y la de sus familias para con la institución, era cada 6 meses, la mejor evaluación de la gestión realizada. Imposible dejar de anotar, la satisfacción que experimenté cada vez que recibí como profesor de nuestra institución a egresados de la División Salud que retornaban a vincularse en la planta docente.

Por generosidad y visión del anterior decano, empecé a asistir a las reuniones administrativas y académicas de ASCOFAME desde que era jefe de departamento, de esto hace más de 20 años. Vi la modernización de la asociación. La vi renacer y adaptarse a desempeñar nuevos roles en épocas de virtualidad, redes sociales y pandemia. Tuve la fortuna de aprender compartiendo con los grandes educadores médicos de nuestro país, tanto los que fueron mis maestros en mis tiempos de estudiante y con quienes me toco interactuar en mis primeras reuniones en la asociación , como los que fueron mis compañeros de comités, juntas y salas en el consejo general de educación médica. La misión de ASCOFAME ha sido, es y seguirá siendo vital para la educación médica de nuestro país: velar por la calidad de ella.

No me siento cómodo aconsejando, no me parece intelectualmente honesto. Mi experiencia es, que para poder desempeñarse como decano, se debe tener claridad absoluta del papel tan determinante que desde el cargo se ejerce sobre el futuro de cada uno de los estudiantes y sus familias. Más que gerenciar un proyecto o liderar un grupo, la vivencia desde la posición debe ser inspiradora, coherente entre lo que se dice y lo que se hace, y ejemplarmente transparente. Haberme podido desempeñar como decano de Ciencias de la Salud de la Universidad del Norte es para mí el orgullo más grande que profesionalmente he experimentado

La educación médica del siglo XXI exige que para poder ser desarrollada con efectividad y eficiencia se haga por personal de salud, incluidos por supuesto los médicos, en especial lo clínicos, formados en educación. Entender que nuestro papel como educadores va más allá de transmisores de conocimiento o entrenadores de habilidades y destrezas, nos garantizará la formación de buenos médicos que además serán buenos seres humanos y buenos ciudadanos. El paternalismo que se evidenciaba en la interacción del docente con sus alumnos debe ser remplazado por una relación de respeto y crecimiento mutuo, donde se guía y acompaña , pero se tiene claro que es el estudiante es quien debe gestionar su aprendizaje.

De IA se ha escrito y hablado mucho en los últimos meses por la masificación de herramientas como ChatGPT. La IA está presente desde hace muchos años en la educación, y la médica no es la excepción. Debemos entender estas herramientas y usarlas para nuestro beneficio. Con ellas, tal vez podamos volver a concentrarnos en los que realmente importa en la educación médica, los seres humanos. Si aprendemos a usarlas con responsabilidad, muy seguramente las tareas repetitivas como hacer presentaciones, construir bases de datos o hacer búsquedas relevantes quedarán en segundo plano, entregándonos tiempo para los debates, el análisis y la construcción y validación de nuevo conocimiento. La IA “estrecha” ya está con nosotros, el reto será encontrar nuestro papel en la IA “general”.